Técnica
Análisis Técnico: Red Bull Ring
Este fin de semana, entre los días 29 de Junio y 1 de Julio, tiene lugar en Austria el noveno Gran Premio de la temporada. Se trata de la segunda cita de las tres seguidas que tienen lugar por primera vez en la historia de la Fórmula 1, a falta de otras dos durante la segunda mitad de Julio antes del parón veraniego. Este Gran Premio llega con el liderato del campeonato de nuevo en manos de Lewis Hamilton, que junto a Sebastian Vettel, comienzan a tener una amplia ventaja con sus respectivos compañeros de equipo, así como del equipo Red Bull. Sin embargo, el equipo Red Bull no se descuelga para nada de la batalla que existe entre Mercedes y Ferrari. Al contrario, vienen de conseguir un merecido 2º y 4º puesto (Verstappen y Ricciardo, respectivamente) en el GP de Francia, todo ello sin olvidarnos de las dos victorias que lleva Ricciardo en lo que llevamos de temporada.
El GP de Austria es una cita muy esperada para el equipo Red Bull, y es que la escudería rueda en casa (de ahí la denominación del circuito). Como curiosidad, cabe destacar que sorprendentemente Red Bull nunca ha ganado aquí. En los últimos cuatro años (desde que se inauguró el trazado del Red Bull Ring) ha sido Mercedes quien salió victorioso (Rosberg 2014 y 2015, Hamilton 2016, Bottas 2017), y durante los años 2004 a 2013 no se corrió en este circuito. Si echamos un ojo al pasado, el piloto que más veces ha ganado en el Gran Premio de Austria ha sido Alain Prost, en un total de 3 ocasiones. Además, la escudería más exitosa en esta pista ha sido McLaren, que en estos momentos no se encuentra para nada al nivel de antaño.
El trazado situado en la localidad de Spielberg se caracteriza por ser uno de los circuitos más cortos del campeonato. Cuenta también con la vuelta más rápida de la temporada, que en carrera el año pasado fue récord histórico de 1:07:411, firmada por Hamilton. Este año lo más seguro es que se supere este tiempo, como ya se viene haciendo en numerosos circuitos en lo que llevamos de temporada. Consta de una longitud total de 4,318 km por vuelta, y con 71 vueltas en carrera. El FORMULA 1 EYETIME GROSSER PREIS VON ÖSTERREICH 2018 (denominado así por la FIA) fue adquirido en 2010 por Red Bull, que le cambió el nombre a Red Bull Ring y lo reabrió en 2011. En un circuito con una vuelta tan rápida es importante realizar una gestión del tráfico adecuada, que puede llegar a marcar la diferencia.
Para esta carrera, Pirelli ha seleccionado los neumáticos P Zero blandos (color amarillo), superblandos (color rojo) y ultrablandos (color morado). Se trata de los mismos compuestos del año pasado (y los utilizados en el Gran Premio de la semana pasada en el Paul Ricard, aunque se trata de un trazado completamente distinto), con la diferencia de que la gama del 2018 es un escalón más blanda que en el 2017. Este circuito impone poca carga sobre los neumáticos y la adherencia del asfalto, que no es nada abrasivo ya que se reasfaltó en 2016, es buena. La cosa cambia para las curvas 6 y 7, donde se necesita buena tracción y las gomas pueden llegar a menor temperatura de la deseada en esa parte del neumático por el poco uso que se les da durante el resto de la vuelta.
El consumo de combustible es algo que no hay que vigilar a lo largo de la carrera ya que existen pocas curvas, por el contrario habrá que prestar mucha atención el desgaste y temperatura de los frenos. Esto se debe a que el circuito cuenta con largos tramos de recta que conllevan grandes frenadas de manera muy seguida debido a la escasa longitud de la vuelta. De hecho, los pilotos dedican el 14% de la vuelta a frenar, ya que existen en total 7 zonas de frenada, por lo que la recarga de baterías es rápida. Por ejemplo, la recta entre la curva 2 y 3 es en descenso, lo que significa que los coches podrán llegar a más 325km/h en el punto de la frenada, y algo similar sucede entre la 3 y la 4.
Otro rasgo distintivo del Red Bull Ring es su altitud, situado en la montaña a más de 700 metros de altura, es la tercera pista con más altura del calendario. Esto no afecta prácticamente en nada al rendimiento de los motores, ya que la presencia del turbocompresor, que estará ajustado adecuadamente, permite proporcionar la presión idónea para la combustión, a pesar de existir menor cantidad relativa de oxígeno en el ambiente.
En teoría, Mercedes y Ferrari serán los favoritos para optar por la victoria, aunque Red Bull podría tener opciones de ponerlos en apuros. El año pasado la estrategia más utilizada fue de una parada, pero con diversas variantes. En cuanto al clima… todavía es pronto para pensarlo, pero en Austria es cambiante, por lo que habrá que permanecer alerta para ver si el cielo anima una carrera que esperemos no sea tan monótona y previsible como las últimas que hemos vivido.