A cualquier aficionado al mundo del motor, y en especial a la Fórmula 1, recordará que hace ya años existió una escudería llamada Brabham, que heredaba el apellido de su creador, Jack Brabham. Pilotos como Niki Lauda, Graham Hill, Dan Gurney y Nelson Piquet, pasaron por los asientos de los monoplazas de este equipo.

Pues bien, desde hacia cerca de un año, David Brabham, había anunciado la creación del primer deportivo por parte de la marca. Finalmente y tras más de un año de espera, anoche en Londres se llevó a cabo la presentación de este modelo, y solo podemos decir, que promete. Brabham ha revelado su nuevo superdeportivo llamado BT62. Construido con la misma filosofía que el Ferrari FXX-K o el McLaren Senna GTR.

Brabham

El Brabham BT62 ha sido diseñado para ofrecer una experiencia de auténtica competición para los pocos afortunados con los medios para pagar el precio de 1 millón de libras o lo que es lo mismo, 1,13 millones de euros al cambio.

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Teniendo en cuenta los 70 años de historia de la marca en la fabricación de modelos de competición, no es de extrañar que el Brabham BT62 se haya construido siguiendo la fabricación propia para un modelo de competición.

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El chasis en sí está construido a partir de lo que Brabham llama ‘arquitectura metálica tubular’, un método similar al utilizado en las carreras de GT.

En la parte superior de esta estructura metálica, están los paneles del cuerpo de fibra de carbono, con todas las ayudas aerodinámicas externas, como el alerón trasero, los splitters e incluso fondo plano, también fabricados con material similar al empleado en los automóviles de competición. La suspensión puramente de carreras, con una estructura de doble horquilla, acompañada de amortiguadores de tipo pushord ajustables de Ohlins, con barras estabilizadoras también ajustables.

Las llantas son de bloqueo central, al estilo de las empleadas en competiciones, de 18 pulgadas, en ellas van montados neumáticos Michelín con diversos patrones de dibujo disponibles dependiendo de las condiciones en la que se vaya a circular. El peso seco del automóvil se ha establecido como 972kg. Montado tras los ocupantes va un motor V8 de 5.4 litros atmosférico construido por Brabham.

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Este motor, en contra de lo que ya va siendo la línea en estos superdeportivos, está libre de elementos contemporáneos como turboalimentación o asistencia eléctrica.

Es por eso que la potencia máxima no es tan abrumadora como la de sus competidores, y está alrededor de 700Cv, con un par nominal de 668 N*m a 6200rpm. Estas cifras sugieren que el motor tendrá un mejor rendimiento en la zona roja del cuentarrevoluciones.

Como dato muy importante, este modelo solo genera 98 dB, esto significa que el Brabham podrá usarse en los Track-Days existentes en Inglaterra. Unido a este motor habrá una caja de cambios secuencial de seis velocidades Holinger controlada neumáticamente, operada por levas montadas en el volante. El interior logra un buen equilibrio entre el superdeportivo y vehículo de carreras.

A primera vista, los recortes verdes resaltan en la alcántara y casi se ve como un modelo de producción, pero si indagamos un poco más en el interior del modelo, podemos que como la fibra de carbono termina de una manera un tanto rudimentaria, con tejidos incongruentes salpicados con puntos de contacto rudimentarios que parecen haber sido tomados sacado de un GT3 de competición.

El complejo volante combina esta sensación, el BT62 definitivamente busca más ser un modelo de carreras que de carreteras y esa es la sensación que da desde el asiento del conductor.

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Brabham planea construir una producción inicial de 70 vehículos, los primeros 35 terminados con la decoración correspondiente de las 35 victorias de Grand Prix de Brabham. El segundo lote de 35 modelos estará más personalizado según las especificaciones de sus propietarios.

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Sin la necesidad de cumplir con las regulaciones de la serie de carreras, ni con los requisitos de homologación habituales de un superdeportivo de carretera, los ingenieros de Brabham han podido diseñar con una libertad poco común. Con un precio de más de un millón de euros, el BT62 se posicionará con algunos renombres en la industria de la automoción como Ferrari, Aston Martin y McLaren en la categoría de hiperdeportivos, pero con una herencia de 70 años, Brabham podría tener la experiencia y la exclusividad para llevarlo a cabo.

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Herencia de competición de Brabham

Después de haber ganado títulos consecutivos de F1 en 1959 y 1960 para Cooper, Jack Brabham fundó su equipo homónimo, oficialmente conocido como Motor Racing Developments Ltd, con el ingeniero Ron Tauranac en 1962. La empresa construyó rápidamente un negocio que vendía chasis de clientes, bajo la nomenclatura BT para reconocer a los dos fundadores, para su uso en varias categorías de un solo asiento, mientras que Brahman y su compañero Denny Hulme se alzaron con títulos consecutivos de F1 para el equipo en 1966 y 1967.

Brabham se retiró después de la temporada de 1970, vendiendo su parte del equipo a Tauranac, que se lo vendió a Bernie Ecclestone el año siguiente. El equipo experimentó un resurgimiento en la década de 1980, en parte gracias al diseñador estrella Gordon Murray, con los títulos de pilotos ganadores de Nelson Piquet en 1981 y 1983.

La suerte del equipo se desvaneció cuando Murray se fue a McLaren a fines de 1986, mientras que la atención de Ecclestone se centraba cada vez más en su papel con la Asociación de Constructores de Fórmula Uno. Ecclestone vendió el equipo en 1988. Cambió de manos varias veces después de eso, y finalmente se retiró después de la temporada de 1992, cuando el propietario Middlebridge Group Ltd tuvo problemas financieros.