Carlos Sainz: «Tenemos potencial y los puntos llegarán, por lo que no estoy agobiado ni ansioso»

Por mentira que parezca, Carlos Sainz tiene cero puntos en su casillero. El enfermo, McLaren, da señales de vida, mejora por momentos, ha despertado del coma, aunque todavía se encuentra inestable. Pero avanza con paso firme en su recuperación. Las sensaciones son mejores de lo que avalan los resultados.

Tan solo ocho puntos para los de Woking, recogidos por las grandes y meritorias actuaciones de un novel Norris que no se arruga dentro de la pista. El problema en la unidad de potencia para Carlos en Melbourne, el golpe con Verstappen cuando luchaba por la quinta plaza en Baréin y el juego de bolos por parte de Kvyat en China han impedido que el «matador» sumara puntos.

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Tanto en el circuito de Shakir como en el de Shanghái, a pesar de los infortunios, no tiró la toalla y volvió a pista para cruzar la bandera a cuadros. En el desierto, un nuevo problema en la caja de cambios a pocas vueltas del final le hizo acudir al garaje antes de tiempo. En la tercera carrera, volvió a boxes a cambiar su alerón delantero dañado por el golpe con el de Toro Rosso y apretó los dientes, agarró el volante y comenzó a tirar para recuperar el tiempo perdido.

Con un ritmo alto, escaló posiciones hasta una 14ª posición que no sabe a mucho, pero quedó demostrado que un piloto de F1 lucha hasta la extenuidad, no se rinde jamás ante la adversidad. El resultado reflejó que, si no se lo llevan puesto a las primeras de cambio, la remontada era segura y los puntos más que posibles.

El madrileño, llega a Bakú en la cuarta cita del calendario. Un país con poca afición a la F1 pero que ha acogido la competición con los brazos abiertos desde su llegada en 2016. Circuito urbano, el más rápido del calendario. Una media de velocidad de 200 km/h y punta de 350km/h en su larga e interminable recta. Punto clave de adelantamientos y de incidentes como aquel vivido durante la guerra interna entre Verstappen- Ricciardo en 2018, o el pinchazo de Bottas antes de la primera curva y su despedida a un gran premio colosal.

¿Presión por los puntos? Ninguna. Firme, tajante. Así responde Sainz. «Tengo ganas de poder lograr mis primeros puntos con McLaren. Ni agobiado ni ansiedad, no. Igual si estuviéramos hablando de victorias o podios estaría más desesperado, pero son puntos, he logrado muchos y es más una cuestión de tiempo y que nos dejen de pasar cosas», relata el piloto de la escudería inglesa.

Esto, ha sido así porque de momento no han vivido un fin de semana normal, limpio de errores, ya sean internos o externos. La F1 son 21 carreras, todas ellas distintas y con multitud de variaciones y cambios. Donde un día se es rápido, en otra pista pierdes décimas y no sabes ni dónde ni cómo. Más ahora cuando la igualdad en el grupo medio copa sus máximos. Separados por milésimas un total de hasta 9 pilotos y cinco escuderías distintas. Todo un lujo para el aficionado, pero mucho trabajo y tensión para los equipos.

«Aquí es cuestión de ser básicos en el coche y las estrategias y set up, no tiene mucho misterio. Bakú, si lo intentas complicar es cuando igual te pasan cosas. El trazado es de muchas curvas de 90 grados. No soy fan de curvas así, sino de ir cerca de los muros. Esto es más un Macao con escapatorias que un Mónaco, aunque es bueno para la F1.», afirma el español.

La temporada pasada, acabó quinto en su segundo mejor resultado desde que lleva en el gran circo. En las calles de Azerbaiyán pasó de todo: accidentes, safety car, adelantamientos, remontadas. Además, supo leer bien la carrera y fue rápido cuando debía serlo. «Tienen que pasar cosas, muchas cosas como para acabar en un ‘top 5’ como acabé yo el año pasado, necesitas dos Red Bull yéndose fuera en una curva o algún Ferrari haciendo algo mal. Necesitas de los demás», sentenció.

La Q3 en clasificación marcará el primer objetivo porque un rebufo algo de tráfico o una pasada de frenada te quita o te da medio segundo. Mejoras en el coche ya establecidas para Barcelona, pero primero tocan las zonas asfixiantes, estranguladoras y recovecos que marcarán seguro un gran premio apasionante. Con ganas de resarcirse de este extraño inicio de mundial. Bakú, espera.

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