Automovilismo
El Ford Capri cumple medio siglo de vida
Un pequeño repaso por un modelo que fue icónico dentro y fuera del circuito.
Cuando Ford lanzó el Capri, quiso jugar con su público al presentar este coupé allá por 1969, hace ya cincuenta años, y lanzó un eslogan potente: “Capri: el coche que siempre te habías prometido”. La frase es tan sencilla e impactante que valdría para cualquier modelo actual. Especialmente, si fuera premium y costase unos 60.000 euros. Aunque cuando el Capri se desveló en el Salón de Bruselas, su precio rondaba los 1.000 euros (hoy en día, equivaldría a 13.000, aproximadamente), una cifra no demasiado acorde con su diseño deportivo.
La llegada del Ford Mustang a Europa, en 2015, marcó un hito porque anteriormente, solo se conocía al Capri que había sido creado en Estados Unidos, precisamente, inspirándose en la enorme fama del icónico muscle car. Philip T. Clark (que también había estado implicado en el diseño del Mustang), forjó las líneas maestras del Capri: elegante, deportivo, con cuatro asientos. Era un coche llamativo. Sus componentes mecánicos venían del Ford Cortina MkII; los clientes podían elegir entre cinco propulsores: 1300, 1500, 1700 GT, 2000 y 2300 GT. Sus prestaciones iban de los 22,7 a los 10,8 segundos en el cero a cien; dependía de si estábamos ante los 50 CV de la versión básica o los 108 de la más alta de la gama.
En 1970 llegó al viejo continente el Ford Capri 3000E y, muy poco después, el primero de una larga saga dedicada a la competición: el alucinante Capri RS2600. Fue a los mandos de los pilotos alemanes Dieter Glemser, Jochem Maas y Hans-Joachim Stuck que el mítico modelo comenzó a escribir su página victoriosa en el automovilismo. Logró la victoria en el Campeonato Europeo de Turismos en 1971 y 1972; ese primer año también vio el primer puesto en el certamen alemán y un doblete en las 24 horas de Le Mans, además de copar el podio en las 24 horas de Spa-Francorchamps (Bélgica).
Durante sus dos primeros años de vida, se habían vendido 400.000 unidades del modelo. El recambio llegó en 1972: el Capri adoptó una suspensión más cómoda, faros (con los intermitentes separados) y grupos ópticos traseros más grandes y nuevos asientos. Un año más tarde, logró el récord de vehículos comercializados en un sólo ejercicio, 233.000 y se construyó el Capri número un millón, un RS2600. Con el fin de incrementar su prestigio como coche de competición, Ford lanzó la que hoy en día es una de las versiones más buscadas por los coleccionistas (llegan a alcanzar sumas muy considerables en las subastas): la RS3100, con un motor 3.0 V6 desarrollado por Cosworth de 148 CV. Pasaba de 0 a 100 km/h en 7,3 segundos y llegaba a una velocidad máxima de 200 Km/h.
En 1974, Ford sorprende con la segunda generación de este mito. El Capri se vuelve más refinado y elegante, gana en confort, seguridad y en aspectos prácticos, mientras se simplifican las opciones para llegar a más mercados. Las variantes mecánicas empezaban con el propulsor 1.3 de 55 CV. El escalón siguiente era el 1.6, con 68, 72 u 88 CV, mientras que dos motores de seis cilindros (un 2.3 con 108 CV y el 3.0 Essex de 138) se añadieron al menú para los conductores hambrientos de sensaciones.
Aunque el Ford Capri de 1978 era poco más que una actualización de la segunda generación, pronto se lo conoció como el MkIII, debido a sus cambios estéticos. Poseía un frontal más aerodinámico que recordaba el Escort RS2000 de la época, cuatro faros y una parrilla negra que se había utilizado en el primer Fiesta. El borde del capó se extendía por encima de los grupos ópticos, proporcionando una apariencia más agresiva. Se realizaron varias ediciones especiales sobre esta generación (Calypso, Laser…), hasta que, en 1982, el recién creado departamento de Ingeniería para Vehículos Especiales de Ford desvela su primer proyecto: el Capri 2.8 Injection de 160 CV. La edición limitada 280, también conocida como Brooklands Capri, señaló el fin del modelo: las últimas unidades fueron enviadas a los concesionarios en 1987.
Pero, 50 años después, el Ford Capri pervive en el recuerdo de muchos, y en el garaje de unos pocos afortunados…