Fórmula 1
¿Existe el amor en la Fórmula 1?
Un repaso sobre las relaciones más idílicas entre piloto y equipo en la Fórmula 1
El 14 de febrero se ha convertido en una fecha bien señalada para los enamorados al celebrarse el día de San Valentín. Flores, bombones o tarjetas de presentación amorosas son algunos de los regalos más comunes que se ven este día, siempre y cuando conozcas bien a esa persona. ¿Pero, y para un apasionado al Motorsport? Desde MomentoGP, os traemos un pequeño tributo sobre algunas de las relaciones más idílicas que ha habido entre piloto y equipo a lo largo de la Fórmula 1.
Ayrton Senna-McLaren Honda
El primer título que logró el piloto ‘mágico’ brasileño en el equipo de Woking se plasmó el 30 de octubre de 1988. El circuito de Suzuka, fue testigo de la primera corona de ‘O Rei’ después de una epicidad carrera al remontar desde la catorceava posición hasta la primera plaza con lluvia incluida en el tramo final de la carrera. En Japón sumó su octava victoria final de la temporada y con ello, el título de campeón bajo el brazo.
A pesar de perder el campeonato en 1989 tras un año de polémica y fricciones con el ‘profesor’ (Alain Prost), el vínculo que se había formado con el equipo McLaren bajo la comandancia de Ron Dennis era total. El jefe del equipo inglés sabía que tenía entre sus manos a una joya, y por ello apostó todas sus cartas al brasileño tras la espantada del francés a Ferrari.
El campeonato de 1990 terminó de la misma manera que en la campaña 88. Con el brasileño sumando el bicampeonato en Woking, pero no exento de polémica. Aquella penúltima prueba del campeonato (de nuevo) en Japón, evidenció aún más si cabe la tensión que se vivía con la suma de un tercer protagonista, la FIA.
A pesar de que Senna consiguió la pole el sábado en Japón, la FIA con Jean-Marie Balestre a la cabeza, decidieron que el de McLaren tenía que partir por la parte sucia (derecha) y el de Ferrari por el lado limpio (izquierda). Una decisión que indignó profundamente al brasileño y a su equipo. Tras ello, una imagen histórica para el recuerdo. Al apagarse el semáforo del domingo, ambos pilotos colisionaron en la primera curva, resultado que le servía a Senna para proclamarse por segundo año como campeón.
El tercer campeonato del ‘dios de la lluvia’ fue un mano a mano en toda regla entre Senna y Mansell. El británico de Williams a bordo de su FW14/14B puso contra las cuerdas al brasileño en la campaña de 1991. El coche de Grove era a sabiendas el coche más rápido, pero tenía un punto débil, su fiabilidad. Los abandonos de Nigel Mansell junto a las cuatro victorias consecutivas de Senna en el inicio de temporada, hizo que la balanza se decantara de nuevo para el brasileño. Tercer y último campeonato junto a McLaren en la Fórmula 1. El resto de la historia, no hace falta explicarla.
McLaren y Senna marcaron una época no sólo en el ámbito profesional, sino también en el emocional. “McLaren es Senna y Senna es McLaren”. Es más, vean el coche que el equipo británico ha fabricado para honrar su memoria, un hyper car denominado McLaren-Senna.
Michael Schumacher-Ferrari
Rápido, ambicioso, trabajador… cientos de calificativos han rodeado siempre el nombre de Michael Schumacher. Amado por unos y odiado por otros. Pero lo que es incuestionable, es que el ´Kaiser’ marcó una época en la historia de Maranello.
El ciclo de mayor gloria vivida en Ferrari vino cuando el alemán fichó por el equipo italiano en el año 1996 después de haber sumado dos campeonatos en el equipo Benetton. El de Hürt-Hermülheim llegó a un equipo en plena reestructuración y con la necesidad de retomar de nuevo el camino de la victoria.
Michael Schumacher fue el piloto que, por fin, terminó con el ‘maleficio’ del campeonato de pilotos. Un total de 21 años de sequía, a pesar de haber contado con pilotos del calibre de Mansell, Prost o Alesi.
El año 2000 marcó un antes y un después para ‘El Cavallino Rampante’. Michael Schumacher y su campeonato provocó que la Scuderia volviera a confiar de nuevo en sí misma. Se quitaron literalmente una losa de encima de los hombros, desbloqueando un potencial feroz que irrumpió de lleno en la Fórmula 1.
Del año 1996 hasta el 2006, Michael Schumacher, consiguió la escalofriante cifra de 72 triunfos con la Scuderia y cinco campeonatos del mundo. Cifras récord para uno de los dominios más aplastantes.
Ganar en Ferrari es tocar el “summum”. Ferrari es diferente. El ‘cavallino rampante‘ es el símbolo rojo. Muy pocos han podido resistir el encanto que desprende Maranello, y Michael Schumacher no fue una excepción. Reflotó Ferrari y marcó en dorado un dominio histórico y esplendoroso.
Fernando Alonso-Renault
La “marea azul” llegó, vaya si llegó. Nadie se imaginaba el tremendo tirón mediático que iba a producir un joven piloto ovetense llamado Fernando Alonso. Primero al confirmarse su desembarco en la Fórmula 1 con apenas 20 años y más tarde con su fichaje estelar por Renault. Un piloto que deslumbraba en cada categoría que competía y que la mayoría de equipos pedían paso para poder obtener su tutelaje.
Fernando Alonso se ‘graduó’ en la Fórmula 1 el 22 de marzo de 2003 al convertirse con tan sólo 21 años en el piloto más joven de la historia en pisar el casillero del pódium en el Gran Premio de Malasia, y eso que tuvo que lidiar un proceso febril que lo expuso a conducir con 39 grados de fiebre. Aquel día, el español hizo que todos los demás pilotos del Mundial lo mirasen con respeto, entró en el club de los grandes.
Por si fuera poco, aquel año aún guardaba una sorpresa mayor para los fans. Verano, 24 de agosto, calor, mucho calor. Hungría, norte de Budapest, circuito de Hungaroring. El de Renault vestido con el mono azul con remaches amarillos consiguió la victoria y un nuevo récord de precocidad siendo el piloto más joven de la historia en conseguir una victoria. Aquel momento disipó cualquier atisbo de «espejismo» que algunos calificaban el pódium de Malasia y que catapultó su confianza a un siguiente nivel.
Pero no fue hasta el 2005 cuando el español sumó su primer título Mundial junto a la marca del rombo en el GP de Brasil (Interlagos). «¡¡Tomaaa, tomaaa, tomaa!!», ése fue su grito de tensión y desahogo al confirmarse como campeón del mundo encima de su R25. Destronó el dominio que había estado reinando Michael Schumacher y Ferrari durante su apogeo rosso con actuaciones estelares como el Gran Premio de San Marino aguantando el asedio del ‘Kaiser’ durante 40 vueltas.
La ‘marea azul’ no paró de crecer y captar más adeptos. Y en el 2006 no fue menos. Aquel año la superioridad y regularidad del asturiano marcó la diferencia. Obtuvo un total de 7 victorias (Baréin, Australia, España, Mónaco, Gran Bretaña, Canadá y Japón) y hasta la décima carrera, no se bajó nunca del pódium. Fernando como si se tratara de una centella, tomó tal impulso que su llegada a la última prueba del Mundial (Interlagos) fue una mera formalidad. Terminó segundo y de nuevo el título de campeón con su nombre y firma.
Fernando Alonso Díaz y ‘il capo’ Flavio Briatore formaron una de las duplas más emblemáticas de todos los tiempos. Una conexión entre ambos que sumado al trabajo humano del equipo Renault nos dejó toda una estampa: Una relación idílica entre piloto y equipo.