Fórmula 1
Fernando Alonso de España
El viaje llegó a su fin. Apagamos la luz por un tiempo. Se acabó. Termina una era. La emoción y la nostalgia inundan nuestros corazones. El tren Minardi al que Fernando Alonso subió con tan solo 19 años en 2001 con cara de crío casi sin hacer ruido entra en la estación 17 temporadas después conduciendo un McLaren con 37 años; 2 títulos mundiales, 32 victorias, 97 podios, 22 poles y 23 vueltas rápidas a sus espaldas.
La persona que nos ha maravillado a todos con sus trucos al volante dice adiós. Un adiós que tendremos que asumir con el paso del tiempo. Su marcha marca un punto de inflexión en la F1 ‘española’. Y digo esto porque antes de su llegada, el gran circo no era tan conocido en nuestro país. Alonso ha expandido la competición por todos los rincones de nuestra tierra. Ha acercado la F1 a España. De ser un deporte minoritario casi desconocido por el gran público, a ser el segundo o tercero más seguido.
Por supuesto, que Fernando no es el primero ni el último que llegue a este mundo de la F1 tan ególatra, adinerado y egoísta pero tan respetuoso siempre con sus leyendas. O lo quieres o lo odias. Algo así pasa también con Fernando Alonso. Antes de él ya estuvieron Paco Godía, Alfonso de Portago, Emilio de Villota, Adrián Campos, Marc Gené o Pedro de la Rosa entre otros y algunos más que me dejo por el tintero. Ninguno como Alonso, ni lo ha habido a lo largo de la historia ni lo va a haber. Porque Fernando sólo hay uno.
No hay nadie que despierte y genere tantas pasiones como lo hace él, que conmueva tantos sentimientos de admiración y respeto tanto a fieles seguidores como a rivales. Como en esta vida todo tiene un principio y un final, quizá este final llega demasiado pronto que no nos deja disfrutar un poquito más de alguien tan grande que sin saberlo nos ha cambiado. Hasta tal punto que muchos queremos dedicarnos a relatar sobre el automovilismo, a . contar historias del mundo del motor y hazañas de pilotos en los circuitos. El joven chaval de Oviedo que se ha metido en tertulias de amigos, en nuestras casas, y, ojalá, no salga nunca de ellas porque significará que su historia perdura con el paso de los años.
Hemos madrugado domingos fríos y lluviosos de invierno. Una persona por quien hemos aplazado comidas, bodas o bautizos para deleitarnos con su magia sobre el asfalto. No traten de entenderlo. Es pasión. Por tantas tardes de alegrías; de gloria, de saltos, de gritos, de rabia… de sufrimientos. Ha merecido la pena. Porque nunca dejamos de creer, nunca dejamos de luchar. Siempre subidos en tu coche ya fuese amarillo y azul, plateado, rojo o naranja. Tus gestas serán recordadas incluso las que ni tú llegaste a imaginar. Un sueño: el de ser campeón del mundo de F1. Algo único, el primer español en conseguirlo. Congregaste y congregarás vayas a donde vayas a miles de paisanos con un mismo objetivo: ganar junto a ti. Hemos tenido el privilegio de acompañarte en este viaje para el recuerdo.
Demostraste un talento en donde otros solo pueden soñar. Un don que solo tienen unos pocos elegidos, ¡qué orgullo que lo tengas tú!. Construiste imposibles que fueron realidades. Para ser recordado has de ser diferente; dejar tú huella, marcar terreno. No te acobardaste, no bajaste la cabeza ni te acomodaste. Siempre fuiste a por nuevos retos, nuevas metas. Tomaste riesgos- como el de McLaren-Honda- que no salieron bien y seguiste luchando ante la adversidad. Tu arma más mortífera, la que te identifica como un guerrero. En todo momento valiente; insaciable, incansable, veloz, inigualable y mágico. Nos enseñaste que rendirse no es una opción. Lo bonito no fue solo llegar, sino todo lo que ha venido después.
Carreras que ni en las mejores películas podrían filmarse. Hungría 2003 fue el principio del todo. Imola 2005, el nacimiento de una promesa con aires de campeón. En Brasil tocaste el cielo, culminaste la obra más bella jamás pintada. No te quedaste ahí. Bailaste bajo la lluvia en Hungría 2006. Reinaste por las calles de Mónaco ese año y en 2007. De rojo creciste aún más como piloto y persona. Bahréin, Corea o Monza 2010. La tercera la tocaste en Yas Marina. Sufrimos y lloramos pero vimos que no hace falta que te pongan una corona para saber quién es el rey. Valencia 2012: la más heroica, la más emocionante y la más trabajada. Con tu gente en pie, vibrando, nos regalaste el tesoro más preciado que mis ojos y mi corazón nunca olvidarán. Montmeló 2013, la última hasta la fecha, y las que quedan. Estoy seguro.
Como en los cuentos, el bueno siempre tiene un final feliz y, de momento, no hay dicho final. Cómo definir con palabras a alguien que tantas veces nos ha dejado sin ellas. Haces olvidar con pequeños sorbos de talento y felicidad graves problemas como despedidas de seres queridos. Has sacado sonrisas cuando más lo necesitábamos. Lo mismo que engancharnos y amar un deporte no muy seguido popularmente hasta tu llegada: la Fórmula 1. Y ahora tener el privilegio de poder dedicarme a contarlo. Una era, un piloto, un país, un deseo: la tercera corona. No estás aquí para pelear por un mísero punto, por las migajas por las que otros combaten. Tú debes estar con los grandes campeones en lo más alto.
La Resistencia, Le Mans e Indianápolis te esperan. La Triple Corona asoma. Tanta es tu grandeza que queda demostrada cuando Hamilton y Vettel, dos de los pilotos más laureados de la competición, deciden alinearse uno a cada lado escoltándote hasta la línea de meta para finalizar la fiesta con unos ‘donuts’ para la historia. Una imagen con 11 títulos mundiales divirtiéndose como niños, rindiendo pleitesía a uno de los más grandes. Se marcha el mejor piloto español de la historia de la F1, uno de los mejores de SIEMPRE. Se marcha la LEYENDA Fernando. Nace el MITO Alonso. Te esperamos. Vuelve pronto para ganar y seguir brillando con tu estrella.
Eternamente agradecido. Gracias, Fernando.