Fórmula 1
Ferrari en estado de alarma
A Ferrari parece que le han echado un mal de ojo del que no sabe escapar. Este año se va a cumplir una década de su último Mundial y parece que va para largo. 2017 no se presenta como un gran año para los italianos, al menos a priori. Las malas noticias han llegado a la escudería de Ferrari ya que los datos del simulador no se corresponden con los obtenidos en el túnel de viento, un déjà vu.
No avanzan, año tras año continúan con el mismo problema. Pasó con Alonso y pasó en las dos últimas temporadas con Vettel al frente del equipo. Los fantasmas han vuelto a aparecer y en Maranello trabajan a contrarreloj para solucionar dichos problemas. De hecho, el SF17-JB, así es como se llama el nuevo monoplaza, no empezó con buen pie. La marcha de James Allison por motivos personales justo en el inicio de creación del proyecto 2017 fue un grave traspié para los italianos.
En busca de soluciones desesperadas para completar el coche, acudieron a un viejo amigo, Rory Byrne. Él fue el encargado de llevar a la gloria a Michael Schumacher en la época dorada de Ferrari. Él fue el director del diseño de aquel Cavalino Rampante que batió todas las expectativas. Un diseñador atrevido y agresivo pero que parece que tampoco ha dado con la tecla.
El Ferrari de 2017 sufre a la hora de generar carga aerodinámica y downforce, con alta probabilidad debido al agresivo diseño de Byrne. Los datos, totalmente confidenciales pero filtrados en ciertas ocasiones, les ha permitido comparase con las demás escuderías y les sitúan lejos de Mercedes. Una verdadera decepción.
Nadie esconde que este debía ser el año definitivo para recortar la distancia con Mercedes y luchar de tú a tú con las flechas plateadas. Sólo son pronósticos, simples datos del simulador. La realidad la veremos en los primeros test de temporada a finales de febrero. Los tifosi ya se tiran de los pelos.