Fórmula 1
Gracias, papá
La Fórmula 1 es un deporte, como cualquier otro, pero si nadie nos hace descubrirlo, nunca podremos disfrutar de las intensas batallas que nos ofrecen los pilotos durante cada Gran Premio. Un padre es aquella persona que da su vida por la de su hijo, que le cuida en cada momento, que se preocupa, que sufre, que se enfada, pero que, sobre todo, se alegra por las cosas buenas que le ocurren.
Un padre nos regala la vida, y con ella, llegamos al planeta con los ojos tapados, pero él nos lo intenta descubrir. Esto sucede en numerosos casos con el maravilloso mundo del automovilismo.
Los madrugones para ver la cita inaugural de la Fórmula 1, las comidas a destiempo para no perderse ni un segundo de la carrera, las dos horas previas informando del clima, neumáticos y posibilidades de cada piloto, y un sinfín de hechos como estos son los que se viven junto a un padre que ama este deporte.
Muchas veces, existe un sufrimiento mutuo, debido a las actividades ineludibles que se han de hacer y que no permiten ver la carrera en directo, con lo que existe una norma no escrita entre ambos para no desvelar el resultado final y observar juntos, de forma repetida, todas las vueltas de la prueba.
Un día, la persona que más quieres en el mundo te lleva a un circuito, pero es casi imposible decir en qué momento se es más feliz. No sabes si te produce más alegría tener entradas para disfrutar de esos monoplazas en directo o pensar que vas a ver a tu ídolo en acción, pero lo más importante es que lo harás con tu padre.
Las horas con él se pasan volando, al igual que esos coches con tan altas velocidades, bólidos que te gustaría probar, pero sin ninguna duda, a pesar de que tengas que conformarte con estar en la grada, prefieres seguir al lado de tu padre.
Cuando se acaba el domingo de competición, siempre le agradecerás ese día, y lo recordarás como una de las experiencias más bonitas de tu vida, aunque abandone tu favorito y gane el máximo rival. Él siempre te dirá las cosas, las hayas hecho bien o mal, pero sabes que te lo dirá por tu futuro, para que te vaya lo mejor posible. Es difícil entender que tu padre te quiera más a ti que a su propia vida, pero así es un padre.
Por todo esto, lo único que se le puede decir a un padre, y no solo en un día como hoy, es: ¡GRACIAS, PAPÁ!