Midori Kurve
La Smith & Wesson de Sonny Crockett
Estamos a las puertas de la temporada 2017 y todo son prisas por confirmar o desmentir los peores augurios, como si la vida consistiese en ahuyentar permanentemente los fantasmas que nos impiden ver la luz del sol.
Lógicamente, si por desgracia contamos con una prensa internacional y nativa que no muestra otro empeño que el de perseverar en hacer preguntas negativas para que las correspondientes, y previsibles, contestaciones nublen aún más al astro rey, olvidaros de que haya sitio para el optimismo. Así las cosas, a pocos días de que comience el sarao en Melbourne, la sensación más extendida es que esta temporada se la llevan de calle los chicos de Brackley, mayormente Lewis Hamilton, ya que sobre Valtteri Bottas se ha dicho de todo, incluso que es feo.
¿Pero hay luz o no hay luz más allá de las sombras?
Contrariamente a lo que opinaba Merlos en la entrevista que le hice hace un par de semanas en mi blog [#VKt-04 Josep Lluís Merlos], pienso más bien que los pesimistas son unos optimistas mal informados y que, esa otra gente que se denomina realista, no es otra cosa que miedosa: miedosa ante la posibilidad de no tener razón, miedosa ante la incertidumbre que provoca todo lance deportivo. Miedosa, en definitiva, ante el qué dirán.
Por desgracia, la competición carece de respuestas inmediatas, o mejor dicho: el auténtico deporte no debería tener respuestas anteriores a que los jugadores o participantes comenzasen a competir.
En este sentido, cabe recordar antes de perder los estribos, que el calendario del Mundial F1 2017 está compuesto por veinte pruebas y no por ocho jornadas de entrenamiento.
Hay más, desde luego.
Por ejemplo: la normativa para este año y siguientes se pactó con la intención de reducir las posibilidades dominadoras de Mercedes AMG y esta misma semana sabremos en qué queda el asunto de las suspensiones inteligentes, que tienen en la anglo-germana a una de sus principales valedoras.
De momento, hay nuevas disposiciones para el protocolo de salida. El mapa que usarán los pilotos en la arrancada será ahora lineal y por tanto más delicado y crítico de usar, y deberá definirlo el propio piloto. Y, además, la FIA ya ha recordado que no se puede mezclar lubricante con la gasolina en la cámara de combustión como se presupone que hacía Brackley, porque es ilegal. También ha avisado de que estará ojo avizor con el asunto y que no le temblará la mano en sancionarlo si descubre que alguien lo está usando…
No sé, a lo peor con todo esto ha pasado a mejor vida el famoso botoncito mágico y ni nos hemos dado cuenta.
Y la parte más importante de todas: el desarrollo de los motores es libre a partir de esta misma campaña —tanto que hace muy poquito Renault ha solicitado un techo de gasto—, lo que podría complicar las cosas a los dos fabricantes que han preferido apostar por evolucionar sus unidades de potencia del pasado, Mercedes-Benz y Ferrari, mientras que favorecería las posibilidades de los otros dos motoristas, Renault y Honda, por cuanto partiendo de un nuevo esquema es verdad que pueden encontrarse mayor cantidad de problemas, pero, también, que el margen de progreso es infinitamente más grande.
Desde que esto de las carreras se puso en marcha, dar con la automática que usaba Sonny Crockett en la mítica serie Corrupción en Miami se convirtió en una prioridad. Muchas veces le bastaba enseñarla para que los malos se arrugasen. Otras, en cambio, era menester dispararla, y el policía obtenía siempre un rango de dianas que haría palidecer de envidia al mismísimo Cupido.
Pero como decía antes, nunca debemos olvidar que esto es deporte y hasta el rabo todo es toro, y que a pesar de los pesimistas y realistas, y sus negros augurios, quedan veinte pruebas por delante antes de saber quién lleva la Smith & Wesson de Crockett en esta película.
Os leo.