Fórmula 1
Lewis Hamilton alcanza la estrella de Schumacher
El británico ha conseguido en Turquía su séptima corona, igualando el registro del ‘Kaiser’
Quién nos iba a decir hace trece años, cuando Lewis Hamilton compartió garaje con Fernando Alonso en McLaren, que aquel joven piloto acabaría convirtiéndose en una auténtica leyenda, igualando los siete títulos mundiales de Michael Schumacher. En aquella temporada 2007, el británico ya evidenció su asombroso talento, su superlativa velocidad y, también, su inmensa ambición. De hecho, estuvo muy cerca de conseguir el campeonato en su primer año, fue un único punto de diferencia el que decantó la balanza a favor de Kimi Raikkonen. Mención especial merece su intensa rivalidad con Alonso. Ambos, extremadamente competitivos, poseedores de un hambre voraz, acabaron luchando por los mismos objetivos, e, inevitablemente, sin soportarse el uno al otro.
El primer título
Ya sin el asturiano como compañero de escudería, en 2008 Lewis tuvo vía libre para ir a por el campeonato, aunque sin librarse de la agonía. Imposible olvidar la última carrera de aquel año, la del Gran Premio de Brasil, donde todo se decidió en la última curva de la vuelta final, con un adelantamiento in extremis de Hamilton sobre Glock cuando Massa ya estaba celebrando el triunfo. Gracias a esa maniobra, el de Stevenage tocó la gloria por primera vez, a los 23 años. Sus dos primeras campañas en la Fórmula 1 fueron un auténtico ciclón, poniendo patas arriba la categoría con su fulgurante trayectoria.
Los años de sequía
Al año siguiente comenzó el principio del declive en McLaren. El equipo Brawn y Jenson Button dominaron con mano de hierro y, posteriormente, llegó la época dorada de Red Bull. Hamilton logró victorias, continuó haciendo gala de su madera de campeón, pero durante la hegemonía de Sebastian Vettel, sus opciones de coronarse disminuyeron notablemente. La realidad es que el McLaren, a pesar de ser un monoplaza muy veloz, no era lo suficientemente consistente como para ganar el campeonato, y la relación del piloto con los de Woking empezó a empañarse, lastrada por la falta de confianza en el proyecto, además de por el deseo de Lewis de emanciparse, explorar terrenos desconocidos, buscar otras vías para recuperar el trono. Su elección fue tan arriesgada como criticada: Mercedes.
La apuesta ganadora
Muchos se llevaron las manos a la cabeza con la decisión, pero, no hace falta mencionar que Hamilton se llevó el premio gordo. El domino que las flechas plateadas han ejercido durante la era híbrida ha sido aplastante, y solamente Nico Rosberg ha sido capaz de arrebatarle un título a Lewis, en el año 2016. Sí, el Mercedes de los últimos siete años es el mejor equipo de la historia, aunque nadie debe olvidar que la presencia de Hamilton ha sido fundamental para los de Brackley. La Fórmula 1, como cualquier deporte, es extremadamente desmemoriada, y restar méritos a sus héroes está a la orden del día. Pero, especialmente en 2017 y 2018, campañas en las que el Ferrari fue muy competitivo, en numerosas ocasiones estando a la altura o superando al Mercedes, Hamilton sobresalió incluso por encima de su monoplaza. Sin duda, fueron sus dos años más brillantes, mostrando una consistencia envidiable y dejando claro que, además de conducir el mejor coche, también es el mejor piloto.
Ya lo explicó Carlos Sainz hace apenas unos días: «La mayoría ganaría con el Mercedes, pero muy pocos contra Hamilton». Y es que este es un deporte de decisiones, de saber estar en el lugar correcto en el momento adecuado. Siempre ha sido así y siempre lo será. Lewis, por fortuna o por pericia, dio en el clavo, en el centro de la diana. Supo escoger su camino mejor que nadie y ahora está recogiendo los frutos de su movimiento maestro. No lo olvidemos. Es un auténtico fuera de serie, el mejor de su época y uno de los más grandes de todos los tiempos. Afirmar lo contrario sería absurdo. Probablemente, el año que viene alcanzará su octavo título, y la única cuestión que queda en el aire es saber dónde están sus límites. Ni él mismo los conoce, lo único que puede hacer, como siempre, es seguir explorándolos.