Fórmula 1

McLaren y el sueño americano

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El sueño americano, la tierra de las oportunidades y McLaren busca tener la suya. Para muchos blancos que llegaron al nuevo continente a finales del Siglo XIX y primeros del XX, era el de encontrar un trabajo estable, una vivienda decente para la familia, una educación para sus hijos. En cambio, para los afroamericanos el sueño consistía en la liberación de las cadenas impuestas por una minoría poderosa. El de no ser segregados y discriminados. Ser aceptados y no infravalorados. 

McLaren y el sueño americano en Austin. El de poner la primera piedra a un nuevo proyecto. El de acabar con las cadenas que llevan arrastrando desde 2015, liberarse de la presión y volver al lugar que por historia merecen. Ser temidos en el club de los grandes y poderosos de la F1. En definitiva, volver a ser McLaren.

Fernando Alonso a borde de su MCL-33

Primera de las últimas cuatro pruebas del calendario 2018 de F1. La gira americana da el pistoletazo de salida en tierras tejanas, Austin. Con el mundial visto para sentencia, McLaren buscará hacer un buen papel en la casa de su CEO, Zak Brown. Un circuito ‘Tilkeniano’, de largas rectas, amplio, con un primer sector de curvas enlazadas (recuerda a Silvestrone) y sobre todo con muchas escapatorias de asfalto. La pista tiene un cambio de elevación de 40 metros (131 pies). El punto más alto es el vértice de la curva uno. Es uno de los pocos circuitos donde se corre en el sentido inverso a las agujas del reloj. La primera curva es de izquierdas y en subida, sitio clave para adelantar y pasarse de frenada.

Siempre América tiene un ‘color especial’ para McLaren. La historia de ingleses y americanos es muy similar. Fueron los primeros quienes desembarcaron al otro lado del Atlántico. Aires de nostalgia, porque allí el fundador de McLaren, Bruce McLaren, ganó el primer GP de Estados Unidos en Sebring, 1959. Fue la primera de las cuatro victorias de Bruce en la F1.

Fernando Alonso que el pasado fin de semana disputaba las seis horas de Fuji en el WEC con Toyota quedando en segundo lugar, pone rumbo a Austin en la quinta de las seis semanas ‘non stop’ de carreras que tiene por el mundo. » Estoy muy feliz de volver a los Estados Unidos. Obviamente corrí allí en enero en Daytona, y luego fui a Barber en Alabama hace unas semanas para la prueba de Indycar. Ahora, voy a otro circuito, uno de mis favoritos.», explicó el asturiano. Una undécima posición en 2015, un quinto en 2016 y una retirada por avería en el motor en 2017. Son sus balances en la segunda etapa con los de Woking. » Ojalá podamos volver a los puntos que necesitamos para el campeonato de constructores, para ayudar al equipo y aumentar la motivación. En Austin queremos volver a estar ahí.», admitía el piloto español. 

Por su parte, Stoffel Vandoorne, oficializado nuevo piloto para la FE con HWA, socio de Mercedes en la categoría eléctrica. El belga, quiere despedirse (por el momento) con una buena impresión en los Estados Unidos. «Me gusta mucho la pista,tiene una gran combinación de curvas y es divertido de conducir. Esperamos que sea un poco más favorable para nuestro coche», comentó el belga.  Le entusiasma la pasión que percibe en las gradas y quiere devolverlo en con una gran actuación en la pista. «Los aficionados son muy entusiastas y cada año crecen en número y en ruido», explicaba.

 

 

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