Automovilismo
My Nürburgring Roadtrip, o como sobrevivir a un viaje por media Europa con tu clásico de 30 años: Parte 2
Buenos, pues después de unos días, de empacho del mundo del motor, tocaba regresar a casa, pero claro, volver por la misma ruta, no tenía mucho sentido, estaba casi en el centro-norte de Europa, y para volver a bajar hacia Madrid, habían muchas opciones, como se que Alemania es un país muy pro automóviles, y cuna de grandes marcas del mundo del motor, posee museos y fábricas de 4 marcas con gran historia y pedigrí, como son Mercedes Benz, Porsche, BMW y Audi. Por desgracia las de Audi y BMW, me pillaban un poco separado de mi ruta, pero el museo de Mercedes Benz y Porsche no, y además están separados entre sí por unos 36 kilómetros, así que pusimos dirección Stuttgart.
De camino, nos encontramos con Hockenheim, decidimos parar, y visitar su museo. Muy decepcionante, la entrada al museo era cara, y parecía mas bien un almacén, lo bueno, que el circuito ofrece la posibilidad de rodar también, lo malo, que ese día había carreras de Dragster y no se podía.
A unas 2 horas antes de llegar a Stuttgart y de auténtica casualidad nos cruzamos con el Sinsheim Museum Una auténtica delicia para los curiosos y amantes de los medios de transporte.
Después de esta pequeña parada improvisada que, se extendió hasta casi 3 horas, llegamos finalmente a Stuttgart,
Allí visitamos, ambos museos Porsche y Mercedes Benz el mismo día, Eso sí, en el Porsche estuvimos una hora y media, y en el Mercedes Benz unas 3 y algo.
El museo Porsche tiene una planta alta en la que se repasan los modelos más míticos de la marca alemana, eso sí visto desde el exterior el diseño del museo es espectacular.
Y al fin, llegamos al museo Mercedes Benz, 8 plantas que recorrían desde la más alta hasta la inferior la historia de la marca germana, una delicia para lo amantes del automóvil, y el paraíso para amantes de la marca como yo, eso sí, tuve la mala suerte de no poder ver el 300SLR que se expone junto con el Rennwagen.
Ya después de aquí pusimos rumbo a Milán, cruzando por Suiza, que tenia unos paisajes auténticamente preciosos. Importante, si vais a cruzar Suiza, tenéis que comprar la famosa pegatina, es una pegatina cuadrada, que se adquiere en cualquier gasolinera por unos 40 euros, y que es válida para todo el año y te permite circular por las carreteras suizas, es como un impuesto, pero puedes tener algún problemas si cruzas Suiza sin ella, por lo que recomiendo adquirirla lo antes posible.
Y ya en Milán pusimos dirección Monza, que a un mes de disputarse el GP de Italia, estaba con los preparativos, y pudimos andar por las instalaciones con total libertad, cosa que me impresiono, pudimos llegar hasta los boxes, pasando por debajo de la pista y campar a nuestras anchas, incluso una trabajadora, no regalo los panfletos informativos que se reparten durante del GP de Italia que se disputaría un mes más tarde.
Y para cerrar el viaje, pusimos rumbo a Niza, para visitar Mónaco, menudo broche final a este viaje.
Rodar, por Mónaco, te hace valorar a los pilotos de Fórmula 1 sobre todo a los de las décadas 50, 60 y 70, el valor que tenían en ser capaces de rodar a velocidades de infarto por calles, que te das cuenta cuando pasas por ella, como por ejemplo la subido al casino de Mónaco.
Mónaco es otro mundo, este pequeño principado tiene algo, no se si es lo que nos venden del glamour y demás, pero es cierto que se respira una mezcla entre, paraíso para millonarios, y pequeño pueblo costero, pasear por toda la zona del casino y bajar hasta la entrada del túnel, mientras te cruzas con superdeportivos, hoteles iluminados y yates atracados, hace que no te quieras ir de allí.
Y os preguntaréis, ¿Pero Mónaco ha de ser carísimo?, Bueno, de alquileres y demás no puedo opinar, solo os dejare unos datos, yo aparque el coche en un parking publico a unos 200 metros del casino, la tarifa era, la primera hora gratis y los minutos posteriores a esa hora, 1,6 céntimos, si 1,6, me resultó irrisorio, que pudiese estar aparcado allí, dos horas por algo menos de 1 euros.
Lo siguiente, estaba en Mónaco, tenía que comprar souvenirs, pues bien, al lado del casino había una tienda de regalos, puedo afirmar que me salieron más baratos los detalles ahí, que en una gasolinera de Italia donde compré unos regalos. Y por último que fue lo que más me sorprendió, camino a la entrada del túnel, paré en un restaurante, en la misma curva de Mirabeau, y le eché un ojo a la carta, me quedé flipando, un plato de espaguetis, si ahondar en la cantidad que os pudiesen poner, 12 euros, una pizza 13, estamos hablando de comerte una pizza en una terraza encima del piano de Mirabeau por 12 euros. Y para finalizar, decir que el sitio más barato donde eché gasolina fue en una estación a la salida de Mónaco.
En definitiva mi consejo, dormid en Niza para visitar Mónaco, esta a una media hora en coche y se aparca bien y barato. Un sitio a visitar obligatoriamente.
Y que decir que me recorrí el trazado, o lo que se puede recorrer con el tráfico abierto, unas 7 veces, pasando con mi Mercedes de 31 años, con la pintura descascarillada y con algún que otro chirrido, por delante de la entrada del casino, que siempre esta repleta de superdeportivos, era cuanto menos una situación curiosa, mi corazón me pedía aparcar al lado de un Porsche 918, y tirarle las llaves de mi coche al aparcacoches y soltarle la típica frase de, -Apárcalo y como me los rayes te……. Evidentemente, esto nunca pasó.
Y de Niza pusimos rumbo a Valencia, para «descansar», y de ahí vuelta a Madrid para asimilar la ruta que nos habíamos hecho por media Europa.
Y si os preguntabais, ¿Y no te falló nada en un coche de 31 años y tantos kilómetros? No os puedo mentir, sí, me cargué el cierre del capó en Stuttgart, al cerrarlo después de revisar niveles de aceite y agua, y tuve que hacer un pequeño apaño para volver, que conste que la foto es de cuando volvíamos de Valencia.
Pues en total 5309Kms, 6 países , 1 principado, 5 circuitos, 5 museos y unos paisajes impresionantes.
Evidentemente, después de este viaje, no pude jubilar a mi querido compañero de viaje, después de no darme ni un solo problema en 5309 kilómetros por media Europa en 10 días, con 408.000 kilómetros y 31 años a sus espaldas.
Esta es mi historia de como un día, algo que planteé una tarde sentado delante del ordenador, se materializó y cumplí mi sueño de Petrolhead, solo me queda esperar algún día volver. Y volver con un coche quizás un tanto mas orientado a rodar allí.
PD. Por si os lo preguntáis, 3 años después de esta aventura, sigo teniendo el mismo coche, y lo sigo usando a diario para ir a trabajar, y aún a día de hoy, sigue sin darme ningún problema y cada vez que puedo le doy la brasa con esta historia a los que me pregunta sobre el coche.