Puede parecer un titular metafórico pero es la realidad. O al menos la realidad que vimos en el pasado rallye de Montecarlo.

El francés, actual campeón del mundo y total dominador de la especialidad desde la retirada de Seastien Loeb, es sin duda uno de los más grandes en la historia de la disciplina, y sólo el tiempo dirá si puede equipararse o incluso a hacer sombra, a su compatriota. No olvidemos que Loeb aún ostenta el record de campeonatos mundiales en su haber.

Por su parte Ogier ha demostrado que no era un campeón circunstancial, ligado a un coche dominador como los Citroën C4 y C3 de sus primeros años, o a uno aplastantemente dominador como el Volkwagen Polo. El año pasado se sentó en el Ford Fiesta de una escudería no oficial y volvió a ganar, y no en el último tramo del último rallye precisamente.

Con este curriculum vitae acudía el bueno de Ogier junto con su Ford Fiesta preparado por M-Sport. Compañeros de batalla en esta ocasión serían Elfyn Evans y Bryan Bouffier.

Esapekka Lappi en acción – @TGR_WRC

Frente al que empieza a parecer un gigante imbatible se presentaba el equipo Toyota con Jari-Matti Latvala como principal estandarte y acompañado por Ott Tänak y Esapekka Lappi, que si bien habían demostrado su calidad anteriormente, sobre el papel no presentan el palmarés y experiencia de Latvala.

Hyundai se presentaba con un coche muy evolucionado, según declaraciones de los propios pilotos, y con muchas ganas de dar ese paso adelante que tanto tiempo llevan buscando. Jefe teórico de filas sería Thierry Neuville, secundado por Andreas Mikkelsen y Dani Sordo. Tres pilotos con muchas ganas de demostrar su valía, y en el caso del español casi la necesidad de hacerlo.

El inicio del rallye fue demoledor. En unas condiciones realmente complicadas de hielo y nieve, en la que todos los pilotos cometieron algún error, Sebastien Ogier comenzó a marcar la diferencia. Dos scratchs en la noche del jueves que dejaron al segundo clasificado, en ese momento Andreas Mikkelsen, a 17,3 segundos.

La jornada del viernes comenzó de forma similar, consiguiendo el francés de Ford un scratch, dos segundos y un cuarto, si bien un error estuvo a punto de dejarlo fuera y las condiciones del asfalto le hicieron tomar algunas precauciones, obteniendo un séptimo y un octavo puestos en las dos últimas especiales.

Mientras tanto, la réplica al vigente campeón no le venía de un mismo piloto. Tänak, Neuville, Evans, se alternaban en la lucha, lo que al final del día se traducía en una ventaja de Ogier al frente del rallye de 14,9 segundos respecto al estonio de Toyota.

Mikkelsen, Tänak, Neuville continuaron luchando con Ogier a lo largo del sábado, que seguía sacándole la quintaesencia al Fiesta WRC. Sin embargo sus contrincantes perdían tiempo alternativamente y la distancia respecto a Tänak, que subía a la segunda plaza, se ampliaba hasta los 33,5 segundos.

La última jornada comenzó con otro scratch de Ogier, que dejó claro que no iba a permitir que le robasen la cartera el último día. Una vez hecho esto la lucha en cabeza fue cosa de pilotos que se vieron rezagados en las jornadas precedentes como Meeke o Evans.  La consecuencia directa fue el aumento en la ventaja al frente de la tabla de tiempos por parte de Ogier, que terminó venciendo su quinto rallye de Montecarlo con 58,3 segundos de ventaja.

Si bien Montecarlo suele ser un rallye difícil, el de este 2018 ha resultado realmente complicado. Sebastien declaraba “Ha sido un fin de semana difícil. Habitualmente en Monte tienes que hacer frente a condiciones difíciles, pero este ha sido extremadamente difícil. Nunca he tenido tantos problemas para elegir los neumáticos, pero al final hemos ganado y estoy super feliz. Quiero agradecer al equipo otro buen inicio de temporada.” Y añadía “Todos cometieron errores. Yo también los cometí también. Yo hice algunos menos”

Toyota ha comenzado demostrando que tiene un coche que ofrece gran rendimiento, y que cuenta con al menos dos pilotos capaces de luchar por la victoria de un rallye. Esto, que desde el punto de vista del equipo es toda una garantía, a la hora de luchar por el título de pilotos supondrá que pueden llegar a restarse puntos entre ellos.

Thierry Neuville a los mandos del Hyundai i20 WRC – @HMSGOfficial

Hyundai ha dado ese paso adelante en rendimiento. En las primeras especiales del rallye tenía a sus tres pilotos luchando por posiciones de cabeza, aunque las múltiples trampas presentes en la carretera dieron al traste con sus aspiraciones. Neuville logró remontar consistentemente durante la última jornada y salvó los muebles parcialmente, ya que su quinto puesto no puede compensar el decimotercero de Mikkelsen y el abandono de Sordo. El español comenzó con gran ritmo lo que le permitió finalizar las dos primeras jornadas en tercera posición. Sin embargo una salida de pista en la novena especial dio al traste con sus aspiraciones y, dado que en 2018 compite con un programa parcial, no puede desaprovechar ninguna oportunidad.

Los Ford puestos en la carrera por M-Sport parecen estar ligeramente por detrás, pero está claro que el plus que aporta Ogier compensa la diferencia. Evans ha resultado un tanto irregular, si bien ha marcado buenos cronos. La diferencia de calidad entre pilotos en este caso juega a favor de Ogier, por el que además M-Sport ha hecho un notable esfuerzo para retenerlo y difícilmente le pondrá trabas en caso de tener que establecer normas de equipo.

El equipo Citroën puede resultar el tercero o cuarto en discordia, ya que a tenor de lo visto en este Montecarlo, anda próximo al equipo de Malcom Wilson en cuanto a rendimiento. Kris Meeke, que tuvo una salida de pista nada más empezar el rallye no consiguió encontrar un buen ritmo hasta la última joranda, que acabó por todo lo alto con un scratch en la powerstage.

En las próximas citas iremos comprobando si se cumplen las impresiones de este primer rallye. ¿Podrá Ogier una vez más con todos? Tenemos un apasionante 2018 por delante para comprobarlo.