Automovilismo
Renault Espace F1, un Fórmula 1 para disfrutar con la familia
Todos no hemos quedado sorprendidos con que Mercedes-Benz, presentase el AMG Project ONE, un vehículo de carretera, que hereda directamente el sistema de propulsión (mecánico e híbrido) de un Fórmula 1 actual. Pues Bien, no fue de los primeros en experimentar con esta opción.
¿Sabíais que existió una vez un monovolumen capaz de tener mejor aceleración que todo un Ferrari? Un monovolumen que montaba un motor Renault, ¡¡De 820CV!!.
Después de haberos dado a conocer el caso de la Peugeot 806 Supertourer, hoy os traemos una de esas locuras con ruedas que tantas sonrisas y admiración nos han provocado.
Corría el año 1995 y Williams era uno de los equipos más punteros de la parrilla de la Fórmula 1, a pesar de no dominar como hizo pocos años antes. De modo que desde Grove pensaron que debían aprovechar parte de su éxito para que, junto con su motorista por entonces, Renault, crearan una de las mayores locuras de la automoción: el Renault Espace F1.
Poco o nada tenía que ver la Espace F1 con la Espace que se podía adquirir en cualquier concesionario.
Para empezar el chasis, era en su mayoría el mismo que montaban los Espace de calle, con la salvedad de que el suelo y los subchasis estaban construidos en fibra de carbono. Como salta a la vista, la carrocería recibió un serio tratamiento de analizables y creció para dar cabida a las grandes ruedas slick del Williams, equipadas en esta ocasión con llantas de 18″(15″ en el F1). Se añadieron grandes tomas de aire para refrigerar el motor así como un gran alerón sobre el techo para pegar el coche al suelo.
De la parte mecánica es de donde deriva su particular nombre. Y es que este monovolumen montaba nada menos que el motor de un Fórmula 1, y además, cambiaba totalmente el esquema mecánico de todo el coche. Cualquier pequeño detalle del modelo de serie, en éste no tenía nada que ver, y es que del modelo original poco queda.
El motor, el conocido V10 de 3.5 litros y 820 caballos del Williams FW15C, estaba alojado tras los asientos, en posición central-longitudinal como en el monoplaza británico. Toda esta potencia iba a parar a las ruedas traseras y era transferida mediante una caja de cambios secuencial de seis marchas, con botones (no levas) en el volante para cambiar de marcha. El Espace F1 lograba hacer el 0-100 km/h en 2.8 segundos (Mas rápido que un P1), 6,3 segundos para el 0-200 y una punta de 310 km/h. Las suspensiones por su parte eran un “corta y pega” de las del Fórmula 1 y no habían variado lo más mínimo: dobles triángulos superpuestos. Los frenos, carbocerámicos como en el monoplaza, contaban con 355 mm en el eje frontal y 280 mm en el eje posterior.
La puesta en escena del Renault Espace F1 tuvo lugar en el circuito francés de Paul Ricard, con Alain Prost y Eric Bernard. Toda la prensa reunida en el circuito se preguntaba si el resultado de una transformación así era positivo, y el resultado es peculiar: sí y no. Como era de esperar, el comportamiento del monovolumen dejaba notar que la física sigue ahí y que un centro de gravedad tan alto pasa factura.
Sin embargo, era capaz de llegar a los 2G en curva, aceleraba y frenaba como un Fórmula 1 (de 300 km/h a 70 km/h en 80 metros), pero adolecía de demasiado subviraje. Esto afectaba significativamente al Espace en los sectores revirados de Paul Ricard, mientras que en la recta de meta logró alcanzar los 290 km/h, aunque los ingenieros confesaron que con una pista mayor, la velocidad sería aún más superior.
Este alocado experimento entre Williams y Matra nos dio uno de los automóviles más alocados que hemos podido ver rodando, un monovolumen solo apto para manos expertas, y aunque los aficionados al motor, dimos las gracias a los ingenieros artífices de esta bestia, nunca más se ha visto otro ejercicio como este en el sector de la automoción, si bien es cierto que esto resulto ser un mezcla entre diversión y marketing, ya que curiosamente, este proyecto se llevó a cabo con motivo del 10º aniversario del lanzamiento de la Renault Espace.
Sin duda nos quedaran las imágenes de la Espace emitiendo ese aullido típico de los motores del F1 de los 90.