Fórmula 1
Sergio Pérez y Red Bull: una unión con mucho que demostrar
Tanto el mexicano como la escudería austriaca tienen entre sus manos un desafío en el que hay muchas cosas en juego
El fichaje de Sergio Pérez por el equipo Red Bull es un premio al buen hacer y a la perseverancia del mexicano. La temporada 2020 de ‘checo’ ha sido absolutamente imperial, finalizando cuarto en el mundial de pilotos a pesar de haberse perdido dos pruebas tras contraer coronavirus. Además, cerró la campaña de la mejor forma posible, con una inesperada y épica victoria en la penúltima cita del calendario, el Gran Premio de Sakhir. A sus 30 años, Pérez se encuentra en la cúspide de sus capacidades al volante y, después de diez años en el ‘gran circo’, obtiene una oportunidad de oro para sacar a relucir todo su potencial.
No obstante, su estancia en Red Bull no será sencilla. En primer lugar, pertenecer a una escudería puntera eleva considerablemente el nivel de presión al que tiene que hacer frente el piloto. Los ejemplos de los dos últimos compañeros de Max Verstappen, Pierre Gasly y Alex Albon, hablan por sí solos. Aunque ambos brillaron en Toro Rosso, la estructura menor de Red Bull, ninguno fue capaz de rendir en el equipo grande, protagonizando actuaciones realmente decepcionantes.
En 2019 Gasly fue despedido a mitad de temporada, en el Gran Premio de Bélgica, mientras que Albon, el sustituto del francés en el equipo de la bebida energética, ha durado poco más de un año. Esto demuestra dos cosas: que el ambiente dentro de la escudería es de una exigencia máxima y que Max Verstappen es un auténtico fuera de serie que extrae todo el potencial de su monoplaza. Pérez siempre ha salido bien parado en sus duelos con sus compañeros de garaje, pero el año que viene encarará un desafío desconocido para él, precisamente el más complicado de toda su carrera. Los métodos utilizados por Red Bull son de sobra conocidos. Si no estás a la altura, no tienen ningún reparo en reemplazarte, y la paciencia no es una de sus virtudes.
Por lo tanto, el mexicano deberá ofrecer buenos resultados desde el comienzo si no desea generar dudas y que la presión sobre sus hombros aumente. Por otro lado, el equipo tendrá que modificar su forma de actuar. Las desilusiones que han supuesto sus últimos pilotos ponen de manifiesto que internamente se impone un ambiente irrespirable, muy difícil de gestionar. Pérez necesitará recibir confianza y apoyo por parte de sus dirigentes. El apartado psicológico de un piloto juega un papel fundamental en su rendimiento, y no estaría de más que en Red Bull, en vez de disminuir la seguridad de sus pilotos, la acrecentasen hasta conseguir su mejor versión. La valía de ‘checo’ está más que contrastada, poseedor de una velocidad y un talento innegables, por lo que, en caso de que el tiro salga por la culata, tanto el piloto como el equipo compartirán el mismo porcentaje de responsabilidad.
Otro factor a tener en cuenta es que Verstappen es la figura fetiche de Red Bull, su líder indiscutible. Los austriacos tienen todas sus esperanzas puestas en él para recuperar el trono que Mercedes les ha arrebatado. Pérez no ha sido contratado para poner en peligro la supremacía del holandés, sino para ejercer de complemento ideal. Su función será la de un competidor de garantías, que aporte la certeza de obtener una gran cantidad de puntos a final de año. Todos sabemos que el mexicano es una persona muy competitiva, pero deberá aceptar su papel con el objetivo de evitar disputas internas. Verstappen será el piloto número uno a no ser que en la pista se demuestre lo contrario, algo que se antoja complicado viendo su imparable progresión.
‘Checo’ sabe lo que es aterrizar en un equipo grande. Lo hizo al fichar por McLaren en 2013, una campaña extremadamente convulsa para los de Woking debido a una acentuada pérdida de prestaciones. Pérez pagó la poca competitividad de su monoplaza, además de que no encajó bien en el seno de la escudería. Su relación con Jenson Button tampoco fue la más idónea, pues ambos mantuvieron polémicas batallas sobre la pista, en algunos casos con mensajes subidos de tono a través de las radios. Ahora, siete años después, el expiloto de Racing Point ha madurado exponencialmente, domando su explosivo carácter y puliendo sus numerosas habilidades. Tiene lo que se necesita para triunfar, aunque, probablemente, esta sea su última oportunidad. Red Bull también está a tiempo de demostrar que no es un territorio hostil para el éxito. Las dos partes están ante su última bala.