Fórmula 1

Tal día como hoy, en 1968, fallecía Jim Clark

Repasamos la trayectoria del escocés volador desde sus inicios hasta su fatídico final.

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Jim Clark nació un 4 de marzo de 1936, en el condado de Fife, en Escocia. Fue el menor de un total de 5 hijos, o mejor dicho, el hermano pequeño de sus 4 hermanas. Su familia se dedicaba al ganado y tenían una granja que, en principio, Jim iba a heredar y encargarse de ella tarde o temprano.

Pero la historia, viendo que este artículo está publicado en un portal de motorsport y no de agricultura o ganadería, fue bastante diferente. El joven y único hijo varón de aquella humilde y campesina familia comenzó a interesarse por la sensación de conducir un coche a gran velocidad, por saber qué era lo que se sentía. Él mismo reconoció que empezó como un aficionado, sin la menor idea o intención de convertirse en campeón del mundo. Fue esa curiosidad por saber qué era la velocidad el comienzo de esta apasionante historia.

A finales de los años 50, Jim Clark se aventuró en varias carreras locales y nacionales de coches deportivos y de rallies, a pesar de no tener a su familia muy de acuerdo. Pero la historia fue más allá, pues en 1958 conocería al reputado diseñador Colin Chapman, quien descubrió el talento que había en aquel joven piloto escocés y le ofreció correr para él en 1960 en el equipo Lotus de Fórmula 1. Debutó en el GP de Holanda, carrera en la que se retiró por problemas mecánicos, pero 4 carreras después, lograría el primer podio de un total de 32 en la categoría reina. En 1961 lograría otros 2 podios, y en 1962, sus 3 primeras victorias, la primera de ellas en Bélgica, y el primer Grand Chelem en el GP de británico en el circuito de Aintree, en Liverpool (no en Silverstone como imaginaríamos en un primer momento).

Pero fue en 1963 cuando Jim Clark brilló como nunca por primera vez. Al volante del Lotus 25 (un monoplaza revolucionario pero no potente, con 210 CV y motor de 1.5 litros, pero sí con un chasis monocasco que le permitía ser más rígido y menos pesado), el esocés ganó su primer título Mundial de Fórmula 1 con 7 victorias en un total de 10 Grandes Premios. Destacar que, en la clasificación del Mundial sólo se tomaban los 6 mejores resultados, por lo que Jim Clark tuvo la máxima puntuación posible, aún teniendo una victoria más.

En mismo año, Clark debutó en las 500 millas de Indianápolis, donde quedó segundo (con algo de polémica en aquella edición). Al año siguiente, lo volvería a intentar, pero los problemas mecánicos le privaron de escalar hasta lo más alto del podio, tanto en la Indy 500 como en la Fórmula 1. No obstante, en la clasificación final de pilotos, acabaría en tercera posición, detrás de John Surtees y Graham Hill.

Pero fue en el año 1965 donde Clark mostró todo su nivel y arrasó en todas las competiciones en las que participó, dejando números que hasta entonces nadie había logrado o que incluso a día de hoy nadie ha sido capaz de alcanzar, venciendo a leyendas como Jack Brabham, Bruce McLaren, Jochen Rindt, Denny Hulme o Jackie Stewart (además de los menionados Hill y Surtees).

Clark disputó un total de 63 carreras aquel año entre Fórmula 1, las 500 millas de Indianápolis, los camponatos de F2 británico y francés, las Tasman Series (australianas) y también varias carreras del mundial de turismos, al volante de un Lotus Cortina. Por supuesto, todas las categorías las disputó a los mandos del equipo al que siempre perteneció desde su llegada a la Fórmula 1: Lotus. Ganó las Tasman Series que se disputaron primero. Luego la Fórmula 2 británica y también la francesa. Y entre carrera y carrera de Fórmula 2, cuando su escaso tiempo se lo permitía, participaba en las carreras del mundial de turismos y las ganaba.

Comenzó después la temporada de Fórmula 1, en la que Clark pilotaría una versión mejorada del Lotus 25 (sí, el mismo coche con el que disputó la temporada de 1963). Tras ganar la primera carrera, se saltó el GP de Mónaco para volver a intentar las 500 millas de Indianápolis.

Disputó la carrera con menos experiencia que los veteranos americanos, aunque sí con alguna que otra victoria en carreras ovales disputadas en el contienente americano. Usó un Lotus específico para la prueba, con casi 500 CV, con el que tuvo que pasar las pruebas requeridas para demostrar que estaba capacitado para correr (pese a haber sido campeón del mundo de F1 dos años antes). Se clasificó segundo y lideró 190 de las 200 vueltas, ganando por más de 2 minutos de ventaja, marcando un nuevo récord de velocidad media de la carrera y siendo el primer europeo en ganar la mítica prueba desde que lo hiciera Dario Resta en 1916 (piloto italobritánico que ganó la única edición que en vez de ser 500 millas fueron 300).

Tras triunfar al otro lado del charco, Clark volvió a la categoría reina del motor para conseguir un total de 6 victorias en las 6 primeras carreras que disputó, (de un total de 7, contando la de Mónaco), siendo la última en Nurbrugring para ser matemáticamente campeón. Además, logró 3 grand chelems.

En resumen, de las 63 carreras mencionadas anteriormente que disputó en 1965, ganó 31 y logró otros 8 podios.

Después, en 1966 los problemas mecánicos, típicos en los coches de la época y también de su Lotus, le privaron de más triunfos y sólo pudo hacerse con una victoria en el campeonato de Fórmula 1 en Estados Unidos. No obstante, en 1967 cosecharía otras 4 victorias que le auparían hasta la tercera posición en el campeonato que ganó Denny Hulme, mientras que en la Fórmula 2 y en la Tasman series volvía a ganar una y otra vez.

 

En 1968, Chapman se sacó de la manga el Lotus 49 (curiosamente uno de los primeros coches en llevar patrocinadores, concretamente desde el GP de España). Con él, Clark ganó la primera carrera en Sudáfrica disputada el 1 de enero de ese mismo año. Disputó varias carreras después, la gran mayoría de la Tasman Series o de monoplazas sin ser puntuables.

Sin embargo, a principios de abril, Clark decidió disputar una carrera de Fórmula 2 en Hockenheim, rechazando otra que le habían propuesto para el mismo día en Brands Hatch (Inglaterra). Aquel 7 de abril amaneció frío y con niebla en el trazado alemán. Ningún piloto ni equipo fue capaz de calentar las ruedas antes de que comenzara la carrera. Clark sabía que no iba a ser capaz de hacer mucho dadas las condiciones. Pese a todo, la carrera se disputó y en la quinta vuelta, el coche de Clark se salió de la pista a 270 km/h e impactó de lleno frente a los árboles que estaban junto al trazado. Fue en ese momento cuando la luz de Jim Clark se apagó. Nadie se lo creía, sabiendo que Clark era el piloto que menos accidentes tenía. El accidente fue tan fuerte que el motor y la caja de cambios, junto a otras partes del coche, salieron despedidos más de 20 metros llegando incluso a destrozar varios árboles jóvenes.

Según el posterior informe médico, Clark murió en el acto al desnucarse y, tras varias investigaciones y declaraciones de varios pilotos, todo apunta a que la causa fue un pinchazo, pues en todo momento se descartaba que fuera por un error del piloto. Así, falleció con sólo 32 años.

Pero lo que justifica a Jim Clark como una leyenda del motorsport no son sólo sus números, sino cómo los consiguió. Clark era un piloto que no forzaba el coche para no perder la velocidad, pues en esos monoplazas era muy difícil recuperarla dada la “poca” potencia que tenían. El escocés tenía una precisión y una perfección prácticamente imposibles que le hacían mantener la velocidad de su Lotus como ningún otro piloto, todo mientras tenia un ojo puesto en el coche, es decir, trataba de cuidar el coche, de que las piezas no se vieran sometidas a grandes fuerzas y esfuerzos, consciente de la facilidad que tenían de ceder en cualquier momento. Además, durante un Gran Premio, el escocés rodaba lo menos posible en los entrenamientos y clasificación, para así no desgastar su monoplaza, mientras sus rivales buscaban cada milésima rodando todo lo posible.

Pese a todo, Clark no lo tuvo nada fácil en muchas ocasiones. Véase en Spa en 1963 cuando pilotó con una mano para mantener la caja de cambios con la otra en pleno diluvio(y ganar por 5 minutos). O en 1965, cuando disputó la primera carrera del campeonato en Sudáfrica con una hernia discal ganando por más de medio minuto. También en 1965, en Silverstone, sin presión de aceite, apagó el motor en las curvas, arrancándolo sólo en las rectas para no abandonar y se llevó la victoria.

Como se ha dicho al principio, Clark dejó récords que se batieron años después, mientras que otros a día de hoy no se han batido aún. Por ejemplo: disputó un total de 73 carreras en Fórmula 1, ganando 25 de ellas y logrando así el tercer mejor porcentaje de victorias de todos los pilotos de la historia, sólo por detrás de Fangio y Ascari (primero y segundo respectivamente). Logró también 33 poles en ese mismo número de Grandes Premios disputados, siendo el segundo mejor porcentaje de la historia (sólo por detrás de Fangio, que logró un 56,86% de poles en cuanto a Grandes Premios disputados). Por supuesto, superando a leyendas posteriores más recientes como Senna, Prost, Schumacher, Hamilton…

Por último, actualmente es el piloto con más Grand Chelems de la historia (pole, vuelta rápida en carrera, y victoria habiendo liderado la carrera en todo momento, con un total de 8, frente a los 6 de Hamilton, los 5 de Schumacher y Ascari o los 4 de Senna y Vettel.

En resumen, un piloto de leyenda, que en todo momento mostró una gran humildad, que siempre fue un caballero y una buena persona, dicho así y reconocido por pilotos de su calibre como Fangio, Stewart, Senna y otros muchos campeones de Fórmula 1.

Destacar que, en su honor, se levantó un pequeño monumento en Hockenheim cerca de la curva 2, que se puede visitar sin entrar en el actual circuito.

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