Fórmula 1
Y a la tercera tampoco fue la vencida
La tercera temporada había sido marcada por el equipo anglo-nipón como el punto de inflexión en el que McLaren-Honda iba a luchar por ganar el mundial. Sin embargo, tras dos temporadas en las que las decepciones estaban a la par que los Grandes Premios disputados, poder finalizar una carrera utilizando el pleno rendimiento del motor se convirtió en el primer objetivo de la escudería.
El año comenzó de la misma forma que los dos anteriores. Los test de pretemporada en Barcelona volvieron a descubrir las carencias que tenía el propulsor japonés. Mientras equipos como Ferrari o Mercedes llegaban a realizar cerca de 200 vueltas por día marcando siempre los mejores tiempos de la parrilla, McLaren completó como máximo 80 vueltas en un día, con tiempos muy por debajo de lo que se esperaba.
En esta situación, llegó la primera cita del mundial, Melbourne. En clasificación se volvieron a mostrar los graves problemas de rendimiento de la unidad de potencia, lo que relegó a Vandoorne a no poder pasar la Q1, mientras que Alonso se tuvo que conformar con la decimotercera posición. Algo que en carrera no mejoró, pues el piloto español tuvo que abandonar a 7 vueltas del final, mientras que Stoffel no pudo entrar en los puntos.
Los Grandes Premios posteriores, China, Baréin y Rusia, fueron un calvario para el equipo anglo-nipón. Los pilotos luchaban por no caer en la Q1 y llegar a los puntos era una quimera imposible de superar. En estas tres carreras, Alonso no pudo acabar ninguna, mientras que Vandoorne solo pudo ser decimocuarto en Sochi, retirándose en las otras dos.
Barcelona arrojó algo de luz al pozo de oscuridad que era la escudería. Alonso pudo exprimir su monoplaza en clasificación llegado a la Q3, lo que le permitió luchar por los puntos en carrera. Stoffel no tuvo la misma suerte, cayendo en la Q1 y retirándose el domingo.
Y entonces llegaron Mónaco y las 500 millas de Indianápolis. Con Fernando a un océano de distancia tratando de buscar la motivación de pelear por ganar en una carrera, Button se hizo a los mandos del monoplaza. Se volvió a ver la mejoría del McLaren en clasificación en un circuito donde la velocidad punta no es primordial, pero el abandono de Vandoorne les privó de conseguir sus primeros puntos.
Posteriormente, Canadá, Austria y Gran Bretaña demostraron que la mejoría del monoplaza era evidente. Salvo en Bakú, ambos pilotos estuvieron luchando por entrar en Q3, sin embargo, la falta de fiabilidad impedía la transformación en puntos de sus buenas actuaciones durante los sábados. A pesar de ello, Stoffel estuvo cerca de puntuar en Silverstone, consiguiendo la undécima posición por detrás de Massa.
La mejor actuación del equipo llegó en Hungría, circuito muy favorable al monoplaza naranja. Ambos pilotos lograron entrar en Q3, consolidando el gran rendimiento que habían mostrado durante los entrenamientos libres. Pero lo mejor vino el domingo. La fiabilidad no fue un problema y ambos pilotos lograron terminar en los puntos. Alonso acabó en la sexta posición, mientras que Vandoorne se situó en la décima, otorgando al equipo los primeros puntos de la temporada.
Pero tras el parón veraniego volvió el sufrimiento. Tanto Monza como Spa parecían dos obstáculos muy difíciles de superar para la frágil unidad de potencia japonesa y así se confirmó. Durante la clasificación ambos pilotos pudieron luchar por entrar en la Q3, pero la carrera era otra historia. Alonso no vio la bandera a cuadros en ninguno de los dos fines de semana, mientras que Vandoorne solo pudo conseguir la decimocuarta posición en el Gran Premio de su país.
Singapur volvía a aparecer como una bombona de oxígeno para la maltrecha relación entre McLaren y Honda. Con los rumores de su divorcio en su punto álgido, ambos pilotos cuajaron una muy buena actuación en la clasificación, obteniendo el octavo y el noveno puesto. La carrera parecía propicia para volver a sumar puntos, pero el choque entre los Ferrari provocó un accidente del que Alonso no pudo salvarse. Sin embargo, Stoffel hizo los deberes y consiguió una preciada séptima posición.
A pesar del buen rendimiento que empezaba a mostrar el monoplaza, las sanciones acarreadas por los cambios de motor pesaban a los pilotos. Salvo en Malasia, donde el piloto belga volvió a repetir la actuación de Singapur, Japón, México y Estados Unidos vieron como uno o los dos pilotos lograban alcanzar la Q3 y las sanciones les obligaban a salir desde la cola del pelotón. A pesar de ello, el piloto español logró puntuar en el circuito de los Hermanos Rodríguez, obteniendo la décima posición.
El calvario llegaba a su fin, pues se había anunciado que Renault motorizaría a McLaren la siguiente temporada y parecía que se respiraba otro ambiente en la escudería. En Brasil, Alonso protagonizó una actuación espectacular durante todo el fin de semana. Logró alcanzar el séptimo lugar en clasificación, lo que culminó en carrera con una octava posición, aguantando durante gran parte de la misma al Force India de Sergio Pérez.
Abu Dabi supuso el final de la relación entre Honda y McLaren. En un circuito donde sus largas rectas priman la eficiencia del motor, Alonso y Vandoorne no pudieron superar la Q2. Sin embargo, el monoplaza mostró un gran ritmo en carrera, lo que permitió al piloto asturiano alzarse con la novena posición, mientras que el belga solo pudo acabar decimosegundo.
La tercera temporada del binomio anglo-nipón no ha supuesto una gran diferencia con respecto a las dos anteriores. Los problemas de fiabilidad unidos al déficit de potencia de la unidad motora no hacían pronosticar nada halagüeño. McLaren-Honda consiguió sumar 30 puntos en su tercera campaña, muy lejos de los 668 que ha conseguido Mercedes para alzarse con el título de constructores, objetivo inicial de la marca inglesa tras su acuerdo con Honda. De esos 30 puntos, 17 los ha conseguido Fernando en una temporada en la que su único aliciente fue ir a competir en las 500 millas. Vandoorne sumó los 13 restantes en su primera temporada en la categoría reina, lo que le sirvió para hacerse con el decimosexto lugar de la clasificación de pilotos, tan solo uno por detrás de su compañero.